Aprendizaje Invisible

¿Para qué educamos los educadores? 

La generación, transmisión y apropiación del conocimiento ha dejado su tradicional verticalidad para dar paso a un ecosistema de adquisición del saber horizontal, posibilitado por las formidables redes digitales.

La escuela ya no es lo que solía ser en el modelo industrial. Tampoco lo son los docentes y mucho menos los alumnos (en su mayoría nativos digitales), que constituyen el capital humano indispensable de la Sociedad del conocimiento, paradigma social cuya base material son las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

¿En qué consiste el aprendizaje invisible?

El Aprendizaje Invisible hace referencia al impacto que han supuesto los avances tecnológicos y su incorporación al mundo de la Educación Formal, No Formal e Informal.  

Es un llamado a construir de manera colaborativa un paradigma de educación inclusivo, sobre la base irrefutable de que Internet es potencialmente educativo y que al instaurarse en las prácticas culturales de las nuevas generaciones favorece aprendizajes invisibles, que la educación formal es incapaz de detectar y mucho menos capaz de evaluar.

La paradoja del aprendizaje invisible es que si bien lo favorecen las TICs, su máximo valor y significado tiene lugar en la desconexión. Ni en la escuela ni de la mano de un maestro, sino en el proceso de apropiación que supone la reinvención y mezcla de contenidos con base en los imaginarios y talentos que cada internauta lleva consigo. 

Este cúmulo de aprendizajes invisibles, que la Unión Europea ha clasificado bajo la categoría de e-competencies (competencias digitales), se refieren básicamente a las habilidades estratégicas, tales como:

  • El pensamiento crítico.
  • El trabajo colaborativo.
  • La resolución de problemas y la gestión de la complejidad.
  • Las habilidades que un individuo debe tener para la vida y el trabajo en la Sociedad del conocimiento. 

Estas competencias le permiten al individuo forjarse un cúmulo de habilidades, algunas de ellas adquiridas de manera colaborativa, que se transforman en conocimiento y, a largo plazo, en una mejora de la experiencia humana.

El aprendizaje invisible no se presenta como una respuesta estándar para todos los contextos de aprendizajes. Al contrario, lo que se busca es que estas ideas puedan adoptarse y adaptarse desde la especificidad y diversidad de cada contexto. Mientras que en algunos contextos servirá como complemento de la educación tradicional, en otros espacios podrá usarse como una invitación a explorar nuevas formas de aprendizaje. 


Bibliografía

- Meneses Rocha, M.E. (2012): Aprendizaje invisible. Todo empieza cuando nos desconectamos. Revista Mexicana de Comunicación. ISSN 0187-8190, Vol. 24, Nº 129, Pp. 25-26.

- Moravec. J.W. y Cobo, J.C. (2011): Aprendizaje invisible. Hacia una nueva ecología de la educación. Razón y palabra, ISSN-e 1605-4806, Nº 77. 

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